sábado, 22 de febrero de 2014

CRUCE DE HISTORIAS

Frankie agotado del largo día que había pasado se sentó en el sofá y encendió la televisión. Era uno de esos días que hacían películas infantiles, para los niños y los adultos que en ese instante recuerdan su infancia. En uno de esos canales hacían la película de la Cenicienta y Frankie se decidió a verla. Del cansancio se quedó dormido.
Empezó a soñar y de repente se encontraba en un palacio enorme. Él estaba echado en una cama que ocupaba más de media habitación, todo y que era enorme. Mientras miraba asombrado la alcoba oyó como una voz aguda nombraba su nombre y al darse cuenta la mujer ya había entrado la sala. La señora era su madre, le pedía que se diera prisa porque tenían que prepara el banquete de esa noche.

Todo el día estuvo adaptándose a ese castillo, criados y a su nueva madre. Descubrió que se había convertido en príncipe.

En el banquete tuvo que saludar a un montón de bellas damas, que intentaban impresionarle, porqué buscaba una chica hermosa con quien poderse casar. Al cabo de unas horas apareció una chica con un vestido azul que deslumbraba por todo el palacio. Él fue directamente a saludarla, ella se presento como Cenicienta. Pasaron toda la noche bailando hasta que decidieron salir a tomar el aire en el patio inmenso del palacio. Hablaron hasta que las campanas de la iglesia tocaron las doce de la noche.

Cenicienta salió corriendo del palacio y se le cayó el zapato de cristal que llevaba en el pie derecho. Frankie se guardó el zapato para que el día siguiente se lo pudiera dar. Pasaron unos días y Frankie ya había buscado en todas las casas del pueblo. Hasta que encontró una aislada, al lado del riachuelo del pueblo. En esa casa encontró una chica con el pelo lleno de rastras llamada Sídney. Como no le quedaba más esperanza le probó el zapato y vio que era su numeró. Al cabo de unos meses se casaron y celebraron una gran fiesta en el palacio.

De repente Frankie se despertó en el sofá y la película ya había terminado pero pensó que su cuento había sido más maravilloso.


YO, AUTOR

Nací en Chirsturch (Nueva Zelanda) pero ahora vivo en Willington, me establecí como poeta y escritora (como Kate Flannery) antes de ganar el premio por mi primera novela de adultos, El Santuario. También comentaba libros para niños en la radio, entre muchas actividades más que realicé. Mi ficción corta era antológica en muchas colecciones para niños, adolecentes y adultos.

Mis logros en las últimas dos décadas han significado mucho en el crecimiento de la editorial infantil en Nueva Zelanda. El señor Libby Limbrick me dijo: “Tu versatilidad, creatividad que usas para el lenguaje y la reputación como una buena oradora, te has ganado un sitio especial entre los escritores de Nueva Zelanda.”

 La novela que escribí en 2008, La pregunta de las diez de la noche, se consideró como un fenómeno para la editorial y está en los clásicos de la literatura de Nueva Zelanda. Gané el premio al mejor libro infantil de Nueva Zelanda aquel año, también popular entre los adolescentes y adultos. Fue de lo más destacado en los mejores libros por muchos meses. 

Los libros que he escrito a lo largo de estos años han sido: El Santuario (1996), Querido, Charlie Mike (1997), Cerrado, forastero (1999), Clubes: una historia de Lolly Leopold (2004), Tío Jack (2005), Billy: una historia de Lolly Leopold (2006), Embaucadores, prestidigitadores, arlequines (2006), La pregunta de las diez de la noche (2008) y mi última novela La ACB con Honora Lee (2012). Ahora enseño escritura creativa en las escuelas de todo el país para poder organizar festivales y eventos literarios.

domingo, 9 de febrero de 2014

Contraportada

LA PREGUNTA DE LAS DIEZ DE LA NOCHE

Aylin Morales es una niña de doce años que vive en una vieja casa de pueblo abandonada entre las montañas. Aylin es huérfana desde los siete años y sabe cuidarse de sí sola. A lo largo de esos cinco años que lleva sola Aylin se ha dado cuenta que cada noche había cambios: en los bosques, su casa y en todo su alrededor. Carmina era una vieja anciana que vive cerca de Aylin,ella era quien le hacia la vida imposible, y quería que Aylin se fuera de esas tierras. Hasta que un día se conocen se hacen amigas y empiezan a vivir juntas, para hacerse compañía mutua. Cada noche antes de que se apague la luz Carmina hace la pregunta del día a Aylin.

“Es un libro lleno de amistad entre las dos chicas, de conocimiento entre las dos, de cultura y mucha amistad”. Jonathan Gracía, Psicólogo infantil.


Las emocionantes cosas que le ocurren a Aylin creadas por Carmina son muy divertidas. Después de su larga amistad comparten ideas y la maravillosa pregunta de las diez de la noche. ¿Cómo puede crearse esa buena amistad? ¿O es amor de madre?...” Cyndi López, De La Vanguardia.

                                                                                                            Portada Libro

viernes, 7 de febrero de 2014

EL COMIENZO DE LA IMAGINACIÓN

EL COMIENZO DE LA IMAGINACIÓN

El 14 de febrero empezó mal para Frankie Parsons. No había leche para los cereales, por lo tanto Frankie haría que su hermano pequeño, Carlos, se enfadase y cogiese uno de esos berrinches que duraba toda la mañana. Tras pasar 5 minutos después de empezar el berrinche, Frankie se encerró en su cuarto para poder organizarse, porque ese mismo día su clase se iba de campamento al Lago Parkinson. Entró en la habitación enseguida miró su nórdico azul con pulpos de color verde pistacho que cubrió toda la cama. Frankie hizo la cama y acabó de poner todas sus pertinencias en la bolsa de viaje. Cuando fue a la busqueda de su madre para ir hacía la escuela, se dio cuenta que su hermano aún estaba en la cocina llorando por la leche. Por lo tanto, Frankie supuso que ese día tendría que ir andando a la escuela.

Al salir de casa notó que el tiempo no daban señales de un buen tiempo para ir de campamento; pero él, todo feliz, emprendió su camino hacía la escuela.

Cuando llegaron a la habitación de la casa donde se alojaban, Frankie estaba enfadado: tenía que compartir cuarto con tres chicos que no soportaba. Eran ese tipo de niño que se cree muy divertido y popular, que se creen mejores que nadie. Después de comer todos hicieron una gimcama muy divertida pero Frankie tenía problemas de rodillas y no podía correr, entonces tuvo que ver como sus compañeros se divertían y él sentado en un triste banco blanco en medio de la nada. Cuando acabaron la gimcama los alumnos se fueron al pueblo que había al lado del campamento para ir de compras, pero otra vez, Frankie se tuvo que quedar en el campamento porque a su grupo le tocaba turno de cocina para cenar.

Al acabar el día Frankie comprendió que ese día no era el mejor del mundo pero seguro que el 15 de febrero no podía ser tan mal que aquel.