viernes, 7 de febrero de 2014

EL COMIENZO DE LA IMAGINACIÓN

EL COMIENZO DE LA IMAGINACIÓN

El 14 de febrero empezó mal para Frankie Parsons. No había leche para los cereales, por lo tanto Frankie haría que su hermano pequeño, Carlos, se enfadase y cogiese uno de esos berrinches que duraba toda la mañana. Tras pasar 5 minutos después de empezar el berrinche, Frankie se encerró en su cuarto para poder organizarse, porque ese mismo día su clase se iba de campamento al Lago Parkinson. Entró en la habitación enseguida miró su nórdico azul con pulpos de color verde pistacho que cubrió toda la cama. Frankie hizo la cama y acabó de poner todas sus pertinencias en la bolsa de viaje. Cuando fue a la busqueda de su madre para ir hacía la escuela, se dio cuenta que su hermano aún estaba en la cocina llorando por la leche. Por lo tanto, Frankie supuso que ese día tendría que ir andando a la escuela.

Al salir de casa notó que el tiempo no daban señales de un buen tiempo para ir de campamento; pero él, todo feliz, emprendió su camino hacía la escuela.

Cuando llegaron a la habitación de la casa donde se alojaban, Frankie estaba enfadado: tenía que compartir cuarto con tres chicos que no soportaba. Eran ese tipo de niño que se cree muy divertido y popular, que se creen mejores que nadie. Después de comer todos hicieron una gimcama muy divertida pero Frankie tenía problemas de rodillas y no podía correr, entonces tuvo que ver como sus compañeros se divertían y él sentado en un triste banco blanco en medio de la nada. Cuando acabaron la gimcama los alumnos se fueron al pueblo que había al lado del campamento para ir de compras, pero otra vez, Frankie se tuvo que quedar en el campamento porque a su grupo le tocaba turno de cocina para cenar.

Al acabar el día Frankie comprendió que ese día no era el mejor del mundo pero seguro que el 15 de febrero no podía ser tan mal que aquel.  




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