Son las cinco de la madrugada y no he cogido el sueño des
de las dos. ¿Por qué me pasa esto? Mama me ha traído sopa de pollo antes de
acostarse y no he probado bocado. No he hablado con ella des de hace tres días,
tres noches sin ir a su cama, sin pasar por el pasillo oscuro que lleva a su
habitación. Echo de menos la pregunta de las diez de la noche pero no tengo
fuerzas para salir de la cama.
Esta mañana cuando me he visto en el espejo he visto mi
rostro apagado y pálido. Tenía unas ojeras que me ocupaban casi toda la cara.
Mis labios estaban cortados y no tenía más lágrimas que dejar correr cara
abajo. Mirándome en el espejo he recordado el día en que todo esto empezó.
Ese día yo y Sydney tuvimos tres discusiones. ¿Por qué
discutimos? Yo estaba insoportable no aguantaba nada de lo que hacía. Yo no
quiero ser como mi madre, no quiero tener un final triste como los que le
gustan a mama. Tengo que buscar una solución y poner fin a esto. Tengo que
hablarlo con alguien pero no quiero que sea mama, ni el tío George, ni Gordana,
ni Louie. ¡Alma! Tengo que hablar con Alma, ella seguro que me ayudará. Mañana
me levantaré temprano e iré a casa de las tías.
Ahora tengo que dormirme sino no podre ir a casa de las
tías. Voy a contar ovejas. Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas, cuatro
ovejitas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario