Domingo 8 de abril,
Querido diario, el viernes en el colegio hicimos unas
actividades muy divertidas. Celebrábamos el día del trabajo y como no los
chicos del instituto tuvimos que ir con alguna persona próxima a nosotros para
trabajar con ellos. Yo fui a trabajar con Louie, me lo pase fenomenal. Me
explicó todo los pasos que teníamos que seguir, él recoge los restos de
fábricas y empresas grandes. Ese día no hicimos muchos viajes pero toda la
mañana trabajamos. Después de mi duro
trabajo nos fuimos a comer a mi restaurante favorito y hablando de nuestras
cosas.
Quiero que Sydney me cuente como le fue ese día. Ella
trabajó de ayudante de mi madre. El viernes cuando llegue a casa ya se había
ido y no pude hablar con ella. A Guibs no se cómo le habrá ido, porque estaba
muy enfadado. Le toco trabajar en una biblioteca y jardinero. A él no le gusta
leer y menos trabajar con plantas, porque él no tiene paciencia y para eso se
necesita.
Mañana es lunes y tenemos colegio solo que mis compañeros
se van de camping. Por suerte no me quedaré solo, Sydney tampoco va. Su madre no
se lo puede permitir y tampoco puede dejar a sus hermanas solas, su madre no se
ocupa de ellas. Yo no voy porque estoy preocupado por mama, nadie le hace caso
salvo yo. Solo me preocupo yo por ella, es una responsabilidad que tengo
asumida desde que volví a casa. Espero que mañana sea un día tranquilo.
Martes 25 de mayo,
Hoy ha sido un día muy extraño, cuando yo y Guibs hemos
llegado a la parada del autobús nos han contado que Sydney había estado aquí
pero un porche se la había llevado llorando. Yo me he quedado sorprendido ¿Qué
le habría pasado? Guibs como siempre se ha sentado para almorzar sin ninguna
preocupación y yo allí sentado pensando en Sydney.
Al colegio tampoco ha asistido y entonces me he
preocupado de verdad. Al salir de clase he ido a casa de Guibs y hemos jugado
con sus soldados de plomo. De repente ha notado que estaba raro y le explicado
lo que me pasaba. Él es el que me ha convencido para ir a verla. He salido
deprisa para su casa, he tenido que coger dos autobuses y caminar un cuarto de
hora.
Al llegar a su casa me ha abierto la puerta llorando, yo preocupado le
he preguntado que le pasaba y me ha
dicho que su madre le había confirmado que se volverían a mudar. Eso me sentó
como una patada en el estomago y los dos nos hemos quedado abrazados en las
escaleras de delante su casa.
Martes 16 de junio,
Querido diario, llevo un par de días que no como y salgo
de mi habitación. Estoy en este estado desde el otro día, cuando Sydney me dijo
que se iba a ir. Ese día nos peleamos tres veces: la primera por su madre, la
segunda vez fue porque se iba del pueblo y la tercera fue por el final de
nuestra historia que teníamos que hacer para el colegio. Quedé con Sydney para
acabar el trabajo no discutir.
Hoy ya estoy mejor, he ido a cada de las tías y Alma me
ha consolado. Hace una hora he hablado con mama. No sé porque tiene miedo a
salir a la calle, tuvo una depresión y me dejó solo. Pero ahora estamos unidos,
mama tiene que superar su miedo, igual que yo, con lo de Sydney.
Papa y Louie me han intentado animar estos días, incluso
Gordana. Estoy muy agradecido por ello. Tengo ganas de ver a Louie, puede ser
que lo vaya a ver mañana porque la última vez que lo vi fue en una cena con las
tías y el día del trabajo, cuando fui con él.
Alma me ha dicho que soy un pájaro poco común, es decir,
raro. Me gusta ser diferente a la gente igual que Sydney, ella no viste como
las niñas de nuestra clase. Me acuerdo del primer día que la vi, con esas rastras
y piercings en las orejas y la nariz. Daba miedo pero en el fondo es una buena
persona. Creo que sobre lo del final de la historia tiene razón, hay que hacer
dos finales. Uno triste y otro alegre para que el lector pueda escoger. Mañana
iré a su casa, le pediré perdón y acabaremos el trabajo a su gusto.
Tengo la sensación de que mañana será un día mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario