Frankie se levanto ese día en que empezaba la rutina otra vez. Ya habían pasado las dos semanas de vacaciones. Frankie y Sydney se habían encontrado diferentes días de las vacaciones para acabar el trabajo. Este día había empezado mal para Frankie porque tenía que acudir a escuela. Esa semana Gibs no estaba en la ciudad y tendría que hacer el camino hacia la parada él solo.

¿Què ha pasado? ¿ Acaso ha sido un olvido?
Tabla simbólica: Secreto
Frankie y Sydney se habían reunido después de clase en un parque para pensar de que iba a ir el trabajo que encargó el profesor A.Al salir del instituto Frankie volvió a casa para vigilar si el día de su madre había ido bien. Cogió un trozo de tarta dañada y se fue para reunirse con Sydney. En el parque se lo pasaron muy bien, estuvieron jugando en los columpios, hablaron en la hierba para decidir su proyecto y finalmente Frankie la invitó a un helado.
Aquella tarde Frankie lo pasó fenomenal y decidió contárselo a su madre.
- Mamá tengo que contarte algo- Confesó Frankie.
- Creo que ne gusta Sydney, pero no un poco sino mucho.- Explicó el chico.
- ¿Y que tiene de malo eso?- Preguntó la madre.
- Que ella alomejor no siente lo mismo por mí.- Sinceró el hijo.
- Frankie no te preocupes que el destino siempre acaba juntando a las persona que se quieren.- Contestó la madre.
- Gracias mamá pero recuerda es un secreto.- Respondió el chico.
- De mi boca no saldrá, es nuestro secreto ¿vale?- Juró la madre.
- Gracias.- Contestó Frankie.
Tabla leyes de Murphy: Todos mienten; pero no importa porque nadie escucha
Frankie y Gibs como un día cualquiera, en el autobús decidieron que si Sydney quería podían ir a su casa. A sydney le pareció bien pero, la presencia de su madre era lo que le preocupaba. Frankie y Gibs le dijeron que no pasaba nada mientras estuvieran juntos. Al llegar a su casa se encontraron con dos niñas pequeñas. que jugaban a ser gatos. Las niñas eran sus hermanas. Su madre no estaba en casa, había vuelto a salir. Sydney toda enfadada llamó a sy nadre y no contestaba. En un mensaje le puso.
"Eres una madre muy mala, como puedes dejar dos niñas solas si que nadie las vigile. La pequeña se a quedado si respiración y casi se asfixia, suerte que ha llegado a tiempo sino ya no estaría aquí. Muchas gracias mamá."
Sydney les contó que siempre le escribia estas cosas a su madre. Frankie no podia dar crédito a lo que había pasado en esos momentos pero Sydney dijo.
"Todos mienten, pero no importa porque nadie escucha".
Tabla leyes de Murphy: La mayoría de las personas se merecen la una a la otra
Frankie cansado de guardar se secreto sin contárselo a nadie decidió decírselo a Sydney. El domingo Frankie cogió el autobús y se dirigió a casa de la chica, rogando que no se encontrara con su madre. Frankie empezaba a estar nervioso y todos sus pensamientos eran negativos. Al llegar a la casa de Sydney tocó el timbre y salió contenta.
- ¿Qué haces aquí?- Preguntó sonriente y lo abrazó.
- He venido a explicarte una cosa que no se si lo puedo hacer.- Contestó Frankie.
- Cuenta no tengo prisa, entra a casa que hace frío.- Le invitó Sydeny.
- La verdad es que cuando te conocí me impactaste des de el primer momento y cada vez estamos más unidos. Somos muy amigos y nos queremos mucho pero yo no te quiero como una amiga.- Confesó el chico.
- A que te refieres Frankie, me has desconcertado- Dijo la chica.
- ¡Que me gustas Sydeny, me gustas mucho!.- Exclamó Frankie.
- ¡Ostras! A mí también me gustas pero ya sabes que yo siempre viajo y de aquí a un tiempo me iré por eso no quiero encariñarme contigo. Lo siento.- Contó Sydney.
-Lo entiendo, pero yo quería contártelo porque ya no lo podía aguantar más.- Dijo el chico.
- Frankie, la mayoría de las personas de las personas se merecen la una a la otra pero entiéndeme. No es bueno ni para uno ni el otro.- Respondió la chica.
Tablas leyes de Murphy: Nada se va para siempre.
Todo ocurrió en un día de lluvia, cuando Frankie se dirigía hacia la parada del autobús y vio que todo empeoraba. Gibs le contó que Sydney había aparecido hacía cinco minutos llorando y un porche la recogió. Frankie todo preocupado por la ausencia de su amiga decidió visitarla después de clase.
Cuando la campana de la escuela tocó el final de la última clase, Frankie salió disparado hacía el autobús. Hasta la casa de Sydney había una media hora y tenía que estar en casa antes de las seis. Al llegar a casa de Sydney salió llorando y lo abrazo al verlo.
- ¿Qué haces aquí?- Preguntó Sydney mientras lo abrazaba.
- Gibs me ha contado que habías llegado a la parada llorando y alguien te había recogido. Entonces toda la mañana le he estado dando vueltas y no sabía que te ocurría. ¿Qué te pasa?- Dijo Frankie.
- Mi madre me ha dicho que el fin de semana nos mudamos a Sídney y no me quiero ir. Quiero quedarme con vosotros.- Sincero Sydney.
- ¿Por qué hace eso tu madre? Está mal de la cabeza, nunca os puede dejar vivir tranquilas a tú y tus hermanas.- Protestó Frankie.
- No, ya sabes cómo es, dice que su nuevo novio vive allí y tiene que estar juntos.- Explicó la chica.
- Sydney no se qué decir pero si de verdad quieres quedarte aquí volverás algún día. Nada se va para siempre.- Consoló el chico.